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La hegemonía de las pantallas y de la cultura visual viene acompañada de un segundo elemento que esta modificando la metodología con la que funcionaban los lenguajes antes de la hipermodernidad. Este elemento no es otro que la turbotemporalidad.
El tiempo y la gestión del mismo se ha convertido en un problema hipermoderno. La sociedad demanda más tiempo para poder abarcar más actividades estimulantes que se multiplican diariamente, de manera que el tiempo se convierte en un problema a nivel social y también a nivel personal. De repente el tiempo presente, inmediato y efímero se convierte en un elemento que organiza la agenda.
Lipovetsky, en su ensayo El Imperio de lo Efímero, presenta una sociedad necesitada de un tiempo fugaz que esté en constante eclosión, que sea capaz de estar reinventando el presente (Lipovetsky, 1983). Un tiempo encaminado a provocar una dinámica de acción acelerada, incapaz de facilitar el ritmo necesario para que el pensamiento crítico se desarrolle como es debido.
Estamos asistiendo a una sociedad explosiva donde tras un estallido se necesita de manera imperiosa otro estallido y así sucesivamente. El futuro es cada vez menos aprehensible y no posee perspectivas estáticas, convirtiéndose en un tiempo imprevisible, de manera que se obliga a los sujetos a realizar un ejercicio de simbiosis con esta nueva temporalidad si quieren estar acompasados al ritmo frenético y efímero que se impone.
Un tiempo reactivo, maleable, propenso al cambio, que empuja a los sujetos a adoptar estos mismos perfiles si quieren poder desenvolverse adecuadamente en sociedad. El tiempo inmediato, cambiante y efímero requiere personas flexibles que posean capacidad de adaptación. El presente se ha coronado como elemento social de vanagloria, así nos lo describe Lipovetsky: “Las inquietudes del futuro reemplazan la mística del progreso. El presente asume una importancia gigante bajo el efecto de desarrollo de los mercados financieros, las tecnologías electrónicas de la información, la marcha del individualismo y del tiempo libre… el culto al presente se manifiesta con una mayor imposición.”(p-60-61)
Textos tomados de Revista Ámbitos, José Carlos Ruiz Sanchez