La conciencia está abierta a todas las reminiscencias […] El concepto de la correspondencia estética no debe exponerse a partir de los rasgos propios del arte. El carácter llamativo de las atmósferas no es por sí mismo una condición artística […] Las obras de arte no son objeto de un simple aparecer, y tampoco son tan solo objetos de un aparecer atmosférico, aunque con frecuencia son también ambas cosas […] Las obras de arte se distinguen de los demás objetos del aparecer en cuanto son presentaciones deliberadas” (Seel, 2010, pp. 146-147).
El arte es vida pública. El gesto del artista consiste en presentar algo al público. Ahora bien, si el artista puede hacer pública cualquier cosa, podrá presentar objetos u obras desprovistos de aura. La experiencia del aura significa una conmoción personal. Pero el artista puede presentar algo que no lo conmocione. Su obra será un gesto dadá o la presentación de un ready made como el urinal de Marcel Duchamp o las cajas Brillo de Andy Warhol. El arte puede buscar otra cosa que no sea el aura, puede producir otro tipo de efecto. Puede llamar la atención sobre sí, sobre su propio acto de presentar. Una presentación vacía o bien llena de un contenido cualquiera.
Algunos artistas del siglo XX presentaron objetos aparentemente desprovistos de aura, sin ningún tipo de procesamiento, salvo su colocación en la galería de arte, en el espacio público de exhibición. Estos objetos sin aura –por más que el “brillo” de las cajas Brillo pudiera sugerir una evocación irónica del aura– ponen de relieve apenas el acto artístico de presentación, el hecho de que algo aparezca en escena para ser exhibido. El artista se limita a mostrar al desnudo la maquinaria de la exhibición. El acto institucional de presentar el arte.
El aura pertenece a una experiencia íntima y singular a partir de una impresión sensible orientada por el sentir. Lleva a otras apariciones sensibles en el pasado. Pero la intencionalidad del arte es presentar, no garantizar un contenido. La presentación artística puede tener o no interés aurático. El gesto de presentación puede ser irónico, cínico, o “conceptual”. Presentar, aunque no haya nada que presentar. El compositor John Cage, con un gesto provocador, humorístico, desconstructivo, ofreció presentaciones de música con un contenido que no era música, una radio a bajo volumen, una botella que explota arrojando papelitos al aire, sonidos entrecortados extraídos del piano alternando con una olla a presión que pita. No se descartan efectos de aura, especialmente cuando se concentra en chasquidos vegetales, una vara que golpea, un manojo de hierba contra una madera, o las espinas electrificadas de un cactus tocado por yemas humanas.