Nosotros, la periferia

Mientras la caída de las Torres Gemelas decidía una nueva manera de entender lo global, el 9/11, Argentina se chocaba contra la famosa Crisis del 2001, 20/12.
























Las publicaciones previas giraron en torno a las ideas paradigmáticas de época, en la segunda mitad del siglo XX y en la entrada monstruosa al XXI. Muchas lecturas podemos hacer desde el campo de lo simbólico en torno a las ideas de lo moderno y lo posmoderno. Incluso puede pensarse en el reciente acuñado de lo hipermoderno. Aún cuando el pensamiento global es clave para pensar y pensarse en esta época, existen otros niveles de enunciación desde lo regional. Esto es exacerbado, si sumamos el hecho de que Argentina está realmente fuera del mapa de industrias culturales globalizantes que van dictando los tiempos de la época.


Resulta imposible hablar de lo cultural sin decir desde donde se lo hace. En estas primeras  publicaciones introduciremos al problema desde un punto de vista estrictamente personal, sin ánimos de totalizar la mirada cultural, y sin el espíritu de hacer un recorte curatorial sobre lo que fuera o no válido para la cultura de esos años. Luego intentaremos un estudio más meticuloso. 


Ingresar al mundo de la cultura por esos años en una ciudad periférica, respecto de una capital periférica, respecto de un mundo en segunda ola global, me convierte en una especie de testigo de época.  Me permitiré hablar de las experiencias asociativas, y del espíritu horizontalista que renacen por esos años: Clubes del trueque, proyectos de construcción colectiva, festivales colaborativos y la emergencia cultural eternamente contenida en el under de la época. Muchos de los fenómenos aún viven de alguna manera y permiten pensar estos casi 20 años como una continuidad poética, política, cultural y social (en un territorio que siempre está en crisis cultural, y piensesé en esto en relación a las potencias y el acuñado de símbolos).


No se puede negar que en ello hay algo del advenimiento de los micro relatos y de la caída de la idea de que "algo podía salvarnos": "Qué se vayan todos" era el slogan de la revuelta de 2001. El verbo posmoderno estaba instalado. También en la música mainstream.-