Trabajando en esta publicación resulta notorio lo complejo de hablar de la inmediatez histórica. Los hechos de 2001 fueron sin duda una profunda marca en la sociedad argentina, en su fe cultural y en sus trayectorias. Las artes fueron sin duda un territorio de reconstrucción de paradigmas.Intentaremos recorrer algunos hechos de la ciudad de Córdoba, que podemos testificar desde la propia memoria. Desde este lugar no queremos hacer un recorte curatorial, ni agotar la discusión, sino por el contrario, encenderla y abrirla.
Diferentes estudiosos de diferentes ámbitos hablan de esta época como una especie de enigma cultural. La crisis más profunda en la que podría haberse visto a la Argentina, por un lado, y una especie de florecimiento cultural enorme, por otro. Hay diversas hipótesis al respecto. Desde la mirada de Maria Cristina Pons (UCLA - 2009) hasta la de Giardinelli (UNICEN - 2002) pueden verse una infinidad de testimonios sobre los años que siguieron al colapso nacional.
En mi memoria particular, desde la época de estudiante, fueron años donde renació la idea de lo "hecho en Argentina", a la vez que crecían las formas de acceso al material global. Esos años vieron nacer una infinidad de grupos, como en un gran contagio cultural. Intuyo que la necesidad de re establecer símbolos culturales generó una estructura de apoyo, desde la coyuntura política que con el tiempo lograría elevar la cultura a Ministerio y la construcción de un instituto dedicado a la música nacional (INAMU)
En el ámbito universitario, existe una continuidad centrada en los espacios de Eleazar Garzón, Graciela Castillo y Oscar Bazán. Este pulmón cultural de la ciudad puede entenderse como un espacio de generación de discusiones contemporáneas desde su creación y en sus diferentes períodos. Esta década no fue la excepción: en el año 2005 muere Oscar Bazán y Gonzalo Biffarella ocupa su lugar en el ámbito de la materia Taller Experimental, dando nuevo impulso a muchos compositores que estaban a la búsqueda. En el 2008 Castillo se jubila y la cátedra de Composición queda en manos de José Halac, quien sería punto de partida de otro grupo de jóvenes compositores y creativos .
De alguna manera, en el ámbito del contacto con la comunidad, todos estos compositores generaron espacios de continuidad, en un sociedad donde lo contemporáneo parece ser una sóla cosa indivisible que se agrupa bajo una sóla etiqueta, más allá de que los grupos dentro de la misma busquen separarse.
Contribuyendo a este momento cultural que mencionábamos, hacia el final de la década, aparecen las Jornadas La Máquina del Tiempo (Pablo Cécere - Centro Cultural España Córdoba), el ciclo Experimentalia (Biffarella - Alcaraz, alojado en el mismo CCEC) y la Bienal de Composición, Educación e Investigación (José Halac, en el ámbito de la UNC).
Por fuera de la vida universitaria, en paralelo y por esos años podía verse en la ciudad las actividades del Córdoba Ensamble, el que devino en un festival arraigado en el ámbito de la cultura oficial, a través del Teatro del Libertador. Juan Carlos Tolosa será el gestor de este proyecto que acompaña a la ciudad durante toda la década, desde el año 2001
En esta década se funda, asimismo, el Centro de Experimentación y Producción en Artes, de la Universidad Nacional de Córdoba, espacio muy importante para el desarrollo de proyectos hacia la década siguiente.
A todas estas experiencias, se suma la creación de Suono Mobile Argentina, con Eduardo Spinelli a la cabeza, en el año 2005. El grupo, en continua actividad desde entonces, alojó a muchos proyectos creativos de varias generaciones. En continuidad, María Inés Caramello y Victoria Azurmendi, así como otros intérpretes empujan el desarrollo de obra contemporánea, desde el piano.
Por fuera de esta ámbito, o entrelazados, pero de manera independiente, desarrollaban procesos artísticos y eventos otros artistas como Jorge Castro o Raúl Lafuret, en vinculación con diferentes formas de lo electrónico y lo tecnológico, y con la academia. Otros artistas como Yamil Burguener, Basilio del Boca y Luis Toro dieron un color particular a los eventos de estos años. Entre las destacadas recordarse los dúos para piano entre Gerardo Gandini y Mariano Velez, en el salón de la Facultad de Artes. Claudio Bazán, por su parte, estuvo en escena por esos años con su obra y homenajeando a su padre.
Sin ninguna intención de ser desconsiderado con otros artistas del mundo de la música de Córdoba, haremos un corte en este panorama que vio nacer a los grupos Leim Ensemble, Composición La Colmena y proyecto[red]ensamble (2009 y 2010), hacia fines de esta primera década, representados por estudiantes del ámbito universitario y terciario de la ciudad, que habían sido participes de este momento cultural, y a espacios de trabajo independiente como La Cúpula, donde se vio crecer todo un movimiento muy fuerte en una vínculo estrecho con los paradigmas tecnológicos.
Este panorama de época en un pantallazo busca habitar la pregunta que estamos ratreando en este ciclo de publicaciones de la página. La pregunta no es un sólo interrogante. La pregunta es quizás un norte móvil de soluciones singulares y de propuestas múltiples. Hablábamos del posmodernismo, fuertemente pulsado desde Estados Unidos y sus academias Newyorquinas. Hablábamos de Darmstadt, como una de las academias más fuertes del mundo, con su genealogía en el eje Stockhausen - Lachenmann. Hablamos de Córdoba, con nuestras academias, festivales y empaquetadores de la cultura. Bienvenida sea la profusión de las preguntas, en esta era naciente post evento global Covid-19.